Joao Quiroz es un músico y pintor mexicano nacido el 23 de junio de 1980, nació en la ciudad de Saltillo Coahuila, creció en la región minera de Zacatecas y a los 7 años emigra con su familia al a ciudad de Monterrey en el noreste de México donde radica actualmente, tiene un proyecto de blues (Sirena Blues) con Raquel "Sirena" Esquivel su esposa, donde participa como guitarrista y productor, suman casi 15 años desde que empezó a pulsar las cuerdas y más aun de jugar con pinceles, colores, luces y sombras, dicho de otra manera, pintar.
Desde muy temprana edad mostró interés y facilidad por el dibujo y la música siendo hasta entrada su adolescencia que los adopta como medios de expresión y de forma comprometida, a tal grado de convertir el arte en su modo de vida.
Su crecimiento es en gran parte autodidacta aunque pasó por algunas escuelas, talleres y consejos de pintores locales, es diseñador gráfico y editorial, con más de 12 años trabajando en medios impresos, en algún momento entre 2004 y 2005 trabajó como monero haciendo cartón político para el periódico el regio. Fue en 1996 estudiando la preparatoria en la UANL (Universidad autónoma de Nuevo León) donde tiene lugar su primera publicación (en diarios locales como el Porvenir y el ABC) de obra gráfica y literaria, expone por primera vez en el Aula Magna (UANL) en 2001 una serie de dibujos que ilustraron un libro de cuentos donde además participó escribiendo un par de ellos; Inicia así su trayectoria como artista plástico y hasta la fecha sigue sumando exposiciones colectivas e individuales en Monterrey, Saltillo y Zacatecas siempre con su particular estilo.
Curvismo es el nombre y adjetivo con el que Joao define su obra, en la que aborda temas tan diversos como sus influencias: Caravaggio, Velázquez, el Bosco, Goya, Tamara de Lempicka, Tom Waits, Jack Kerouac, Miró, Diego Rivera, John Lennon o Keith Richards; siendo estas las que se resumen dando forma y definiendo un mundo onírico donde todo es posible y la única regla es el movimiento que crean las curvas y estas a su vez dan vida a los más variados protagonistas, desde seres mitológicos como la sirena, el unicornio, el gigante, el enano, el gnomo y el sátiro; hasta imágenes y personajes que no tienen más justificación que la imaginación, la sensualidad, el humor y hasta la decepción, todos podemos encontrarnos en uno de sus cuadros, nosotros mismos o nuestros sueños, siendo el único requisito aparecer con una óptica de voluptuosidad.
La obra de Quiroz, como todas las obras pictóricas, se explica mejor por sí misma, cada cuadro habla y cuenta su historia, nos da tips juguetones, nos coquetean o te piden quedarte un ratito a escucharlos, apuntan a un lugar incierto en el horizonte y nos dan una llave que abre las puertas de la imaginación, de la fantasía, de un oficio lúdico al que nos invita a participar y para lograr esto, Joao declara (parafraseando a André Derain) "Los colores son para mi cartuchos de dinamita". Con esta tarjeta de presentación no queda más que dejar que nuestros ojos platiquen con su obra y sean ellos los que terminen o comiencen la historia.